EL ENCUENTRO DE 33 ENTRADAS
El béisbol es un deporte que no tiene límite de tiempo, el encuentro termina hasta que se hayan realizado los nueve innings, o si no es así, hasta que un equipo gané, en este deporte no existen los empates. Sin embargo, el 18 de abril de 1981, dos equipos de la Liga Internacional sostuvieron en una épica batalla que quedaría marcada en la historia de esta disciplina.
Los Red Sox de Pawtucket recibían a los Red Wings de Rochester en lo que parecía ser un juego normal de la liga menor. El primer lanzamiento se realizó a las 8:25 p.m., con temperaturas que apenas superan los 4 grados.
El juego avanzaba de manera normal, pero la pizarra no se movía, debido a eso se tuvieron que jugar extra innings. El empate no se rompía, el juego se alargó más de lo normal, los lanzadores se turnaban en el montículo, los bateadores se esforzaban por romper el empate, pero nada cambiaba en el marcador.
A medida que la noche se convertía en madrugada, el frío se intensificaba. Los jugadores, exhaustos, se calentaban con fogatas improvisadas en los dugouts. Los pocos aficionados que quedaban se acurrucaban en las gradas.
A las 4:07 a.m. del domingo 19 de abril, con número de 32 entradas jugadas y el marcador aún empatado, el presidente de la liga tomó la decisión de suspender el juego. Los jugadores, que habían estado en el campo durante casi 8 horas, finalmente pudieron descansar.
Pero la historia no terminó ahí. El juego se reanudó el 23 de junio, más de dos meses después. Miles de aficionados y periodistas llenaron el estadio, ansiosos por ver el desenlace de este encuentro histórico. Como si se tratase de una película, en la parte baja de la entrada 33, Pawtucket logró anotar la carrera de la victoria.
Este juego entró en los libros de récords como el más largo en la historia del béisbol profesional. Duró un total de 8 horas y 25 minutos de tiempo de juego, vio 882 lanzamientos y 246 apariciones al plato.
Lo fascinante es que este juego maratónico también sirvió como escenario para futuros talentos de las Grandes Ligas. Cal Ripken Jr., quien jugaría 2,632 juegos consecutivos en las mayores, estuvo en el campo durante las 33 entradas.
Cada vez que vemos un juego extenderse más allá de las entradas reglamentarias, es imposible no pensar en aquella noche fría en Pawtucket.