DE GRANDES LIGAS A GRANDES ALTURAS – Tomateros

DE GRANDES LIGAS A GRANDES ALTURAS

El béisbol es un deporte que demanda una gran pasión y entrega por parte de quienes lo practican. Aquellos afortunados que logran alcanzar las Grandes Ligas deben dedicar su vida entera a siempre dar lo mejor en cada momento, ya sea como lanzadores, bateadores o defensores. Sin embargo, una vez que cuelgan ¨los spikes¨ y deciden reitrarse de los diamantes, algunos buscan nuevos desafíos que sacien su sed, algo que los ayude a seguir experimentando adrenalina y emociones fuertes.

Entre tantas actividades que pueden llevar a cabo, hay algunos que deciden ser pilotos. Ser piloto de avión no es tarea sencilla, se necesita un cierto nivel teórico para realizar una actividad que con un mínimo descuido puede terminar con tu vida. Tal parece que el deseo de volar y surcar los cielos es un anhelo que comparten varios de estos atletas.

Uno de los casos más conocidos es el de “El Hombre de Hierro” Cal Ripken Jr., quien luego de militar por 21 temporadas con los Orioles de Baltimore, decidió emprender una nueva aventura y obtener su licencia de piloto comercial. Ripken logró volar aviones de pasajeros para compañías regionales, demostrando que su disciplina y dedicación no conocían límites.

Otro nombre ilustre es el de Kenny Lofton, veloz jardinero que brilló con equipos como Indios, Bravos y Yanquis. Tras colgar el guante, Lofton se convirtió en piloto de jets privados, transportando a personas adineradas e incluso a algunas celebridades del espectáculo.
Pero no solo figuras recientes han explorado esta faceta. El legendario Ted Williams, uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, también se sumó a las filas de los pilotos tras su retiro. Williams voló misiones de combate durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, demostrando que su valentía iba más allá del plato.

Sin duda, estos ex beisbolistas encontraron en la aviación un nuevo reto que les permitió seguir experimentando esas emociones fuertes que vivían dentro del terreno de juego. Dejaron atrás los diamantes para surcar nuevos cielos, llevando su pasión por el deporte a nuevas alturas, literalmente. Un recordatorio de que para los verdaderos campeones, no hay límites cuando se trata de perseguir sus sueños.